En los últimos años, el Metro de Quito se ha convertido en uno de los sistemas de transporte más importantes de la capital ecuatoriana. No solo ha transformado la movilidad urbana, sino que también ha introducido nuevas normas de convivencia que buscan garantizar un entorno seguro, ordenado y respetuoso para todos los usuarios.
Sin embargo, algunas conductas inapropiadas persisten, como el consumo de bebidas alcohólicas en los vagones del metro, lo cual está expresamente prohibido. Esta acción conlleva consecuencias legales, económicas y sociales. A continuación, analizamos a profundidad el tema: desde la normativa hasta las sanciones y su impacto en la llamada «cultura Metro».
¿Qué dice la normativa del Metro de Quito sobre el consumo de alcohol?
La Ordenanza Municipal que regula el uso del Metro de Quito es clara: el consumo de alcohol, cigarrillos o drogas dentro del sistema está completamente prohibido. Esta normativa también sanciona el ingreso de personas bajo el efecto de estas sustancias.
Además, el reglamento establece que el incumplimiento de estas disposiciones constituye una infracción grave y está sujeta a sanciones administrativas impuestas por la Agencia Metropolitana de Control (AMC).
¿Cuál es la sanción por beber alcohol en el Metro de Quito?
Consumir alcohol dentro del Metro está clasificado como una falta grave y conlleva una sanción de un Salario Básico Unificado (SBU). En 2025, este valor asciende a 470 dólares.
Esta multa económica busca desincentivar comportamientos que pongan en riesgo la seguridad o incomoden a otros usuarios. Además, refuerza la idea de que el Metro no solo es un medio de transporte, sino un espacio público regido por normas estrictas de convivencia.
Estadísticas recientes: ¿es común esta infracción?
Según datos oficiales de la Agencia Metropolitana de Control, en el año 2024 se iniciaron 68 procesos sancionatorios por ingerir alcohol dentro del metro. En apenas el primer trimestre de 2025, ya se han registrado tres casos confirmados.
Estas cifras reflejan que, aunque la mayoría de los usuarios respeta las normas, todavía existe un grupo reducido que incurre en conductas sancionables.
¿Cómo se detectan estas infracciones?
Gracias al sistema de videovigilancia y monitoreo del Metro, las autoridades pueden identificar de forma rápida cualquier comportamiento irregular. Además, la colaboración ciudadana ha sido clave: usuarios que graban y reportan estas situaciones permiten una intervención inmediata de las autoridades.
En uno de los casos más recientes, dos personas fueron grabadas mientras discutían y consumían alcohol en un vagón. Tras una denuncia hecha por pasajeros, la Policía Nacional y la AMC intervinieron en la estación Iñaquito, en pleno centro financiero de la ciudad.
¿Qué rol cumplen la Policía y la AMC?
La Agencia Metropolitana de Control es el ente encargado de aplicar la sanción correspondiente. Mientras tanto, la Policía Nacional actúa como apoyo para mantener el orden durante las intervenciones, especialmente si el usuario infractor muestra resistencia.
Ambas entidades trabajan de forma coordinada para garantizar el cumplimiento de la normativa y promover un ambiente seguro en el transporte subterráneo.
¿Qué otras conductas están prohibidas en el Metro?
Además de beber alcohol, la Ordenanza prohíbe una serie de acciones como:
- Fumar dentro de los vagones o estaciones
- Consumir drogas
- Ingresar en estado de ebriedad
- Proferir insultos o generar disturbios
- Vandalizar mobiliario o infraestructura
- Realizar comercio informal sin autorización
Todas estas conductas están contempladas dentro del reglamento, y su incumplimiento puede llevar a sanciones económicas o incluso penales, dependiendo de la gravedad.
La importancia de fomentar la “cultura Metro”
Uno de los principales objetivos del Metro de Quito es no solo mejorar la movilidad, sino inculcar una nueva forma de convivencia ciudadana. La llamada «cultura Metro» promueve valores como el respeto mutuo, la responsabilidad individual y el cumplimiento de las normas.
Cumplir con las reglas no es solo una obligación legal, sino un acto de consideración hacia los demás. El metro es un espacio compartido, y su correcto funcionamiento depende del comportamiento de todos los que lo usan.
Educación y concienciación: claves del cambio
La educación ciudadana juega un rol fundamental en reducir este tipo de conductas. Campañas informativas, señalética visible y presencia institucional son estrategias clave para que los usuarios comprendan la importancia de respetar el reglamento.
Asimismo, la participación activa de la ciudadanía —a través de denuncias responsables y el ejemplo— es vital para consolidar una cultura de respeto y orden.
Sanción sí, pero también educación
El caso de las personas sancionadas por beber alcohol en el Metro de Quito no es aislado, pero sirve como recordatorio de la importancia de respetar las normas. Más allá de la sanción económica, estos episodios deben generar una reflexión colectiva sobre el uso adecuado del espacio público.
El Metro es una obra emblemática que debe cuidarse. No se trata solo de evitar una multa, sino de construir una ciudad más civilizada, empática y responsable.